¿Por qué “Emaús, un camino de ida y vuelta?

El camino de ida hacía Emaús es expresión del sinsentido, de la desesperanza, de que lo único que queda es esperar que venga otro que nos haga vibrar; es la desolación, la tristeza. Muchas veces este camino de ida a Emaús puede ser un reflejo de la propia vida.

Pero en este camino, el Maestro se hace el encontradizo con el ser humano. Y el Maestro enseña, explica la Escritura, con una pedagogía que hace salir a la luz la verdad del propio hombre, la verdad de su vida, en la que muchas veces se queda, como los caminantes a Emaús, parado y entristecido.

El encuentro con Jesús, el Maestro, el Cristo, es inesperado y sorprendente.

Él puede hacer el ademán de querer seguir caminando sin nosotros, en muchas ocasiones puede parecer que nos deja solos. Pero es nuestra insistencia la que hará que se quede, porque Él quiere quedarse, pero no a costa de nuestra libertad.

“Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado”.

Y Jesús, el Maestro, el Señor, se queda. Todavía no lo hemos reconocido, aún no sabemos que es Él, nos queda un paso más. Y ese paso se da en la mesa, en la comida, en la intimidad: el Desconocido parte el pan.

Y se abren los ojos y le reconocemos. Pero la alegría no puede quedarse en la intimidad, en la casa. Al igual que los de Emaús, hemos de levantarnos al momento, aunque sea de noche, a comunicar a los demás la alegría del encuentro porque nuestro corazón ardía cuando en el camino el Maestro nos explicaba la Escritura y le reconocimos en la fracción del pan.

jueves, 19 de junio de 2008

Exposición de los alumnos de 1º de Bachillerato, Curso 2007/08

EXPOSICIÓN
Haciendo click aquí o en la imagen de la izquierda, tendrás acceso a una presentación de imágenes de las exposiciones que se han puesto en el Instituto realizadas por los alumnos de Análisis de la Forma de 1º de Bachillerato y de Religión de 4º de ESO y 1º de Bachillerato.
Con el trabajo de los alumnos de Análisis de la Forma se ha pretendido recrear un espacio románico a través de sus principales elementos arquitectónicos (pórticos, ventanas, ábsides, capiteles...), y a la vez jugar con un tiempo románico también.
Este concepto deartida se traduce de forma visual en un conjunto de imágenes realizadas con la técnica de la aguada, complementando con recursos iconográficos, sonoros y aromáticos.
Con la exposición sobre el Camino de Santiago se ha pretendido descubrir esta Ruta como uno de los ejes vertebradores de Europa. Gracias a la peregrinación a Compostela de miles de hombres y mujeres de ayer y hoy, se ha transmitido cultura, formas de entender la vida, la fe, el arte en todas sus expresiones…, incluso la gastronomía, que no deja de ser un arte.
La Ruta Jacobea es un camino religioso, un camino de fe. Negar esto sería negar la evidencia.
El Camino está jalonado de mil y una expresiones de la experiencia de fe de los peregrinos que, desde el siglo IX hasta nuestros días han transitado por él movidos por una fe, por una búsqueda de sentido, aunque no muchos lo hicieran desde otra perspectiva o por otros motivos. Y esto es su gran riqueza, el gran legado que ha transmitido desde la Edad Media hasta la actualidad y del que hoy, muchos, nos sentimos deudores.
Desde luego, y en la actualidad, muchos hacen el Camino motivados por un afán de cultura, de conocer gentes de otros países…, incluso los hay que lo hacen por motivos esotéricos.
En ninguno de los casos el Camino dejará indiferente a quien camina. Todos los que han realizado esta ruta no han quedado indiferentes a ella. Es un camino de apoyo, de encuentro, de relaciones humanas, donde se encuentra solidaridad, esfuerzo común, y fe.
Sus experiencias son innumerables y ricas en todos los ámbitos, si pudieran repetirlo lo repiten, pues el encuentro con la naturaleza, la cultura, con los otros y, a veces, con el Otro, suponen una experiencia que difícilmente puede olvidarse.
También se puede contemplar la ruta Jacobea como una analogía de la vida. En ella se suelen hacer proyectos, plantear metas, retos, ilusiones… que suponen un caminar, un ponerse en ruta. Y al igual que en el Camino de Santiago, podemos encontrar dificultades, bandidos, personas que se aprovechen de las situaciones. Pero también se encontrarán “puentes para vadear los rios”; personas que alarguen su mano amiga para ayudar “a subir un repecho del camino”; hombros amigos donde “albergarnos” y poder reír y también, si hiciera falta, llorar. Y al final de esta ruta vital, de toda la vida, o de algún aspecto de ella, subir al “monte del gozo” y contemplar, al igual que los peregrinos, la meta, el fin propuesto.

Agradecer desde aquí la colaboración
del Equipo Directivo del Instituto, el trabajo de D. Juan Antonio Díaz Almeida, profesor de Análisis de la Forma y a todos los que, de una forma u otra, han participado en este trabajo.